lunes, 3 de enero de 2011

Schopenhauer II.

«Antes de quemar vivo al agudo y reflexivo Vanini le cortaron la lengua porque había blasfemado contra dios. Confieso que cuando leo semejantes cosas me entran ganas de blasfemar contra este dios. (Hoc ipsum blasphemia est: ne igitur dicas. [Esto es ya incluso una blasfemia: ¡no hables así!])»

«No pueden aceptar que la voluntad, en sí misma, carezca de conocimiento, que se trate de un impulso ciego. Esto le parece inaudito; es, sin embargo, una verdad conocida desde hace mucho, pues incluso los escolásticos la han enseñado. Esto atestigua el ilustrado e ingenioso Vanini, aquel que fuera vilmente asesinado por los curas; aquel que no podemos mencionar sin pensar en su infame asesinato por parte de ese Parlamento de Toulouse, mojigato, fanático y cruel, que en 1619 lo quemó vivo, tras haberle cortado previamente la lengua. La formación de Vanini hunde sus raíces en la Escolástica, en la cual estaba muy versado. Él afirma en su Amphitheatrum, pág. 180: voluntas potentia caeca est, ex scholasticorum opinione, etc. [La voluntad es un poder ciego, según la doctrina de los escolásticos, etc.]»

Schopenhauer I.

«Pretender que un gran espíritu crea seriamente en la religión cristiana o en cualquier otra, es como pretender que un gigante se calce el zapato de un enano.»

sábado, 1 de enero de 2011

Cristianismo ¿monoteísta?

Se pueden identificar trazas de un politeísmo primitivo en el relato mítico de la creación que nos ha llegado a través del Génesis: «Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.» Génesis 1:26. «Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de Nosotros sabiendo el bien y el mal.» Génesis 3:22. Asimismo la Iglesia reconoce literalmente miles de santos y vírgenes, por no mencionar a las huestes de ángeles y arcángeles, que presuntamente tienen poderes sobrenaturales, lo ven todo desde el cielo y tienen la capacidad de obrar milagros. Es decir, en el cristianismo existen literalmente miles de dioses y diosas a los que los cristianos pueden adorar, rezar, consagrarse y pedirles por favor que tengan a bien satisfacer sus mezquinos deseos.