«Antes de quemar vivo al agudo y reflexivo Vanini le cortaron la lengua porque había blasfemado contra dios. Confieso que cuando leo semejantes cosas me entran ganas de blasfemar contra este dios. (Hoc ipsum blasphemia est: ne igitur dicas. [Esto es ya incluso una blasfemia: ¡no hables así!])»
«No pueden aceptar que la voluntad, en sí misma, carezca de conocimiento, que se trate de un impulso ciego. Esto le parece inaudito; es, sin embargo, una verdad conocida desde hace mucho, pues incluso los escolásticos la han enseñado. Esto atestigua el ilustrado e ingenioso Vanini, aquel que fuera vilmente asesinado por los curas; aquel que no podemos mencionar sin pensar en su infame asesinato por parte de ese Parlamento de Toulouse, mojigato, fanático y cruel, que en 1619 lo quemó vivo, tras haberle cortado previamente la lengua. La formación de Vanini hunde sus raíces en la Escolástica, en la cual estaba muy versado. Él afirma en su Amphitheatrum, pág. 180: voluntas potentia caeca est, ex scholasticorum opinione, etc. [La voluntad es un poder ciego, según la doctrina de los escolásticos, etc.]»