El papa Pío XII, el papa de Hitler, felicitó por telegrama al dictador genocida Francisco Franco pocas horas después de que éste anunciase que el ejército rojo estaba "cautivo y desarmado".
Telegrama de Pío XII a Franco:
"Levantado nuestro corazón al Señor, agradecemos sinceramente, con Vuestra Excelencia, la deseada victoria católica en España. Hacemos votos por que este queridísimo país, alcanzada la paz, emprenda con nuevo vigor sus antiguas y cristianas tradiciones que tan grande la hicieron".
Respuesta de Franco:
"Intensa emoción me ha producido paternal telegrama de Vuestra Santidad con motivo victoria total de nuestras armas, que en heroica Cruzada han luchado contra enemigos de la Religión, de la Patria y de la civilización cristiana. El pueblo español, que tanto ha sufrido, eleva también, con Vuestra Santidad, su corazón al Señor, que le dispensó su gracia, y le pide protección para su gran obra del porvenir".
La "victoria católica" fue bendecida a lo grande por Pío XII en un mensaje radiofónico el 16 de abril de 1939 dirigido a la "católica España". El papa se congratulaba "por el don de la paz y de la victoria", confirmaba el carácter religioso de la guerra, recordaba a los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles "que en tan elevado número han sellado con sangre su fe en Jesucristo y su amor a la Religión católica", y pedía seguir "los principios inculcados por la Iglesia y proclamados con tanta nobleza por el Generalísmo de justicia para el crimen y de benévola generosidad para con los equivocados".
Lo que importaba era que los "designios de la Providencia" se habían vuelto a manisfestar una vez más sobre la "heroica España", nación elegida por Dios desde tiempos inmemoriales, que acababa de dar "a los prosélitos del ateísmo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores eternos de la religión y del espíritu".
Franco quedó entusiasmado con el mensaje. Hubo también en Roma un tedeum (cántico que usa la Iglesia católica para dar gracias a Dios por algún beneficio) y "recepción por el final victorioso de la guerra", organizado por el cardenal Giovanni Battista Montini, futuro Pablo VI, celebrado el 12 de abril en la iglesia jesuita del Gesú con la participación del Colegio Cardenalicio y de la Secretaría de Estado del Vaticano. La Iglesia celebró así por todo lo alto la victoria del dictador criminal fascista Francisco Franco Bahamonde.