"No son crueldades las cosas hechas ante Dios y con pía intención". Jerónimo, Padre de la Iglesia.
Es decir, podemos matar, torturar, saquear, incendiar, destruir, degollar, violar, asesinar, masacrar... que mientras lo hagamos "ante Dios" y "con pía intención" no pasa absolutamente nada. ¡Realmente esto es la historia del cristianismo en los últimos diecisiete siglos!, una religión hipócrita que ha sido impuesta, no mediante la palabra y el amor como la Iglesia y sus apologistas pretenden hacer creer con sus mentiras, sino por el fuego y la espada.
Esto debería ser suficiente para refutar de una vez por todas esa fantasía de que el cristianismo es una religión de amor. Porque eso de "ama a tu prójimo" y "no hagas lo que no quisieras que te hicieran a ti" no sirve de nada si luego no se realiza efectivamente; quedan como palabras vacías escritas en un libro mohoso. Además eso no es exclusivo ni original del cristianismo como sus mendaces apologistas pretenden hacer creer a la masa borreguil. Muchas doctrinas muy anteriores al cristianismo lo incluyen en sus enseñanzas y, a diferencia del cristianismo, lo han llevado a la práctica con mucho más éxito y coherencia en lugar de quedarse en simples palabras hueras. El budismo e incluso las doctrinas de filósofos como Platón y Pitágoras incluyen enseñazas idénticas muchos siglos antes de que lo hiciera el cristianismo.
Y es que eso es algo que cualquiera puede pensar, no hace falta que venga ningún iluminado para decírnoslo. Sin necesidad de remontarnos miles de años en el pasado, hoy en día existen personas que piensan así y ya se ve el caso que la civilización cristiana hace a esos postulados: nulo. Un país profundamente cristiano como Estados Unidos es a la vez el que más guerras ha promovido en el siglo XX y lo que va de XXI. Su cristianismo no le ha impedido llevar a cabo masacres como las perpetradas en Vietnam, Irak y otros muchos países o apoyar a un país terrorista, genocida y que practica el Apartheid como es Israel. En Estados Unidos existen personas que se oponen a la guerra pero son sistemáticamente silenciadas por la corriente belicista imperante. Al contrario, los pacifistas son considerados como algo peligroso, como un elemento subversivo.
Por si fuera poco el que el cristianismo sea una religión de paz y amor es insostenible teniendo en cuenta que en los propios Evangelios se puede leer lo siguiente: "No penséis que he venido a traer la paz a la Tierra; no he venido a traer la paz sino la espada". Marcos 10:34. Toda una declaración de intenciones. Además los escritos de los padres y doctores de la Iglesia están cargados de odio, antisemitismo e invectivas en contra de paganos y "herejes". ¡Pero si hasta la propia Iglesia posee acciones de empresas fabricantes de armamento! ¡El cristianismo una religión de paz y amor! Sería para echarse a reir si no fuese por los ríos de sangre que el cristianismo ha derramado durante su criminal historia. Hablando de acciones de empresas, la Iglesia, que de forma vehemente e irracional condena el uso de preservativos, posee a su vez acciones de empresas farmacéuticas fabricantes de anticonceptivos. ¡Esa es la superioridad moral del cristianismo y de la Iglesia que dice ser la representante de Dios en la Tierra! Doble moral, hipocresía, mendacidad... Nauseabundo. Las mentiras del cristianismo lo inundan absolutamente todo; cada rincón de este mundo apesta debido a las inmundicias esparcidas por el cristianismo.
La realidad es que existe una moral universal (esto es, que comprende a todo el género humano) y laica (esto es, independiente de toda religión). La perversidad del cristianismo llega a tal extremo que enseña que todo aquel no adscrito a dicha religión es malo, inmoral y abyecto por naturaleza. Sólo se puede ser una buena persona si se es cristiano, todo lo demás es malo, es obra del demonio, y por lo tanto es preciso combatirlo. En esta delirante idea se encuentra el germen de toda persecución religiosa, de toda guerra, de todo conflicto, de todo derramamiento de sangre que jalonan la historia del cristianismo. La piedad y la compasión son atributos del ser humano como tal y no dependen de estar adscrito a una u otra religión. Al negar esto, el cristianismo se convierte en una doctrina que niega al ser humano, una doctrina inhumana.