Fra Filippo Lippi pintó a la monja Lucrecia Buti (más tarde su mujer, después de raptarla en 1456) con su hijo en la figura de María con el niño Jesús. Durero eternizó a las concubinas del cardenal de Maguncia, Alberto II (1514-1545), Catalina Stolzenfels y Ernestina Mehandel, como hijas de Lot, y Lucas Cranach a Ernestina como "santa Úrsula", así como Grünewald a Catalina en la figura de "santa Catalina en las bodas místicas". Durante una procesión cristiana el arzobispo Alberto de Magdeburgo paseó a una cortesana puesta en andas como "figura viviente".
Fuente: Deschner, Karlheinz. Historia criminal del cristianismo. Tomo I. Los orígenes, desde el paleocristianismo hasta el final de la era constantiniana.