La doctrina religiosa sostiene que la Biblia es la palabra revelada de Dios. Pues bien, desde la primera página de la Biblia, y constantemente a lo largo de toda ella, Dios nos dice que la mujer es inferior al hombre. A ver quién se atreve a contradecir la palabra de Dios, con las malas pulgas que se gasta tan ilustre señor.
Ya en el primer capítulo del primer libro de la Biblia, el Génesis, Dios nos dice que creó en primer lugar al hombre, y sólo tras ver que no era bueno que estuviese sólo (inciso: si aceptamos, como sostiene el dogma religioso, que Dios es ominisciente, bien pudo haberlo previsto antes, si no para que demonios le sirve a Dios su omnisciencia), sólo tras ver que no era bueno que el hombre estuviese solo, repito, Dios decidió crear a la mujer. Es decir, Dios nos dice que la mujer no sólo ocupa un lugar secundario respecto del hombre, sino que se se encuentra subordinada a éste.
Además, en la Biblia, Dios nos dice que creó a la mujer a partir de una costilla del hombre; lo que significa que la mujer no sólo ocupa un lugar secundario y subordinado al hombre, sino que es un subproducto de éste.
Tan sólo un par de páginas más adelante, Dios nos relata cómo es la mujer la que desobedece su mandato de no comer el fruto del árbol prohibido, tentanto e incitando al hombre a comer igualmente. Es decir, la mujer es la culpable del pecado original, castigo divino por el que toda la humanidad, miles de millones de personas nacidas y todavía por nacer, sufrirán toda clase de calamidades durante siglos y más siglos. Es la mujer la que quebranta el mandato divino, la malvada e instigadora que corrompe al hombre haciéndole pecar.
La Biblia está plagada de pasajes en los cuales Dios nos dice taxativamente que la mujer es inferior al hombre. Habrá que hacerle caso, si no queremos que se enfade con nosotros y nos envíe al infierno a padecer horribles torturas durante toda la eternidad. La Iglesia, que se rige por los dogmas inamovibles recogidos en la Biblia, sigue sosteniendo empecinadamente que, dado que las mujeres son infieriores al hombre como Dios nos asegura, no están capacitadas para ejercer el sacerdocio ni por supuesto ocupar puestos en la jerarquía, tales como obispo, arzobispo, cardenal, papa... ¿papa? ¿Un papa hembra? ¡A quién se le ocurre, por Dios! ¡Blasfemia! ¡Hereje! ¡A la hoguera!