Lo ha dicho el cardenal Cañizares y lo repito yo aquí, los recientes escándalos sobre presuntos casos de pedofilia por parte de sacerdotes católicos en Alemania, Irlanda, Italia, Francia, España, Estados Unidos y apenas 20 o 30 países más, no son más que una cortina de humo para que la sociedad no hable de lo verdaderamente importante: Dios.
A ustedes, almas de cortas miras, puede parecerles que el que unos miles de sacerdotes abusen de niños es un escándalo que debería hacer temblar los cimientos de una institución que representa a Dios en la Tierra, pero piensen que en la inmensidad del Universo creado por el Todopoderoso (y no me refiero a Emilio Botín), todo esto no es más que una anécdota. Por lo tanto, sigamos las directrices de quienes más saben del asunto, el Papa y los cardenales, pasemos página sobre estos miles de tontos incidentes y hablemos de Dios.
¡Qué grande es Dios! Es tan grande que está en todas partes, lo que se conoce como “omnipresencia”. Sí, sí, está ahí mismo, detrás de ustedes mientras leen estas líneas en su pantalla de ordenador. Y al mismo tiempo está, pues que sé yo, en el Congo junto a un niño que ve como su madre muere de Sida, y también en un campo de golf de Texas, observando como
George Bush consigue por fin terminar el dichoso hoyo nueve. Y lo mejor de todo es que es capaz de ver todos esos mundos paralelos, tan alejados unos de otros, cada uno con su problemática, sin intervenir en ninguno de ellos. ¿Por qué? se preguntarán los que suspendieron catequesis, pues porque Dios nos ha dado “libre albedrío”, es decir, la posibilidad de que
seamos nosotros mismos los que nos equivoquemos. La madre del niño se equivocó al no haber huido a tiempo cuando los soldados llegaron a la aldea, y George al escoger un madera excesivamente largo, para un hoyo tan complicado. Y Dios, que todo lo sabe y que bien podría intervenir si quisiera, se muerde la lengua y nos deja hacer.
Si, ya lo sé, ahora habrá quien diga, y entonces para qué sirve Dios. Hombre pues para muchas cosas, pero fundamentalmente para que nos queramos los unos a los otros, como muy bien demuestra la historia de la humanidad en la que la religión ha sido siempre un elemento cohesionador entre naciones, razas y distintos pensamientos. Y podríamos seguir hablando de Dios, pero ya está bien por hoy. Si quieren, cuando salgan unos centenares más de casos de pedofilia, les explico como es posible que si Dios es el creador de todo exista la maldad, ya que eso querría decir que la maldad está también dentro de él. Vayan ustedes tranquilos con Dios, siempre que no sean niños, claro.
Fuente: http://www.elplural.com/rincon_neocon/detail.php?id=44534